jueves, 27 de noviembre de 2008

Sala de espera


No se sabe como, conseguí mantener la calma hasta que doña Aurora y doña María consiguieron ir a ver a doña Paola. Hice que comiesen algo, que desde que se tomaron el café bien temprano no habían comido nada y les di conversación todo el rato, porque se emperraron en que les contase cómo había ido la noche.

Tuve la delicadeza de no contarles lo de la amantísima novia de Alex, más porque no pensasen que me había enfadado por la desconfianza de hace algunos días que porque me importase que aquel cretino se enfadase o se ofendiese o lo que demonios haga el tipo de gente que tiene un tipo de novia así y no tiene narices para dejarla.

En cuanto nos quedamos solos, le dije a Alex que se fuera, que ya cogeríamos un taxi. Le agradecí con mi mejor sonrisa que se hubiese quedado tanto tiempo y le dije que si tenía que hacer otra cosa, que se podía ir.

- No te puedo dejar sola.

- Eso podríamos discutirlo. Además, ¿sólo has venido para congraciarte conmigo? Pues te puedes ir yendo por donde has venido, porque sino te vas a quedar aquí, pero porque te voy a partir las piernas.

- Estoy aquí por doña Paola, no eres la única que le tiene cariño, vale? pero no puedes quedarte sola aquí, te estás cayendo de sueño.

- Eso es asunto mío, ¿o qué pasa, que las mujeres no podemos hacer nada por nosotras mismas y por eso tenemos que tener un tipo así detrás? pues, para que te enteres, no necesito ningún tío detrás mío para que me haga compañía ni me haga de chófer. Así que ya te puedes ir largando.

- No me pienso ir.

- Pues que bien me parece.- me levanté de la silla de plástico donde estaba.

- No te vayas porque esté yo.

- Me voy porque: uno, se me va a quedar el culo plano; dos, no me apetece verte el jeto y tres, voy a por una revista o algo.

Volví al rato, con una revista bajo el brazo. Seguro que no la iba a leer, pero me hace ilusión que me regalen muestras de perfume y chuminadas. Alex seguía en el asiento donde le había dejado, con aspecto pensativo y cara de sueño.

- Vete si tienes cosas que hacer, en serio.- traté de dulcificar mi expresión y mis gestos, todo por doña Paola y porque, si volvían doña María y doña Aurora, no nos vieran a los dos con cara de vinagre.

- No me pienso ir hasta que os vayais vosotras.

- Nos las podemos arreglar solitas.- se estaba poniendo pesadito con el rollo de caballero protector, pero luego bien que te trajinas a la primera que pasa!- pero puedes hacer lo que te dé la gana, éste es un país libre.

Suspiró, estiró las piernas, se levantó y se fue. Encima, se hace el ofendido.

Al cabo de un par de minutos volvió con un par de vasos de plástico.

- Te he traído algo para que entres en calor.- porqué me dio por pensar en guarradas en ese momento?

- No me apetece, gracias.

- No es café, es chocolate.

- No quiero.

- No me vas a perdonar nunca?

Le miré con cara de loca.

- Me has pedido perdón acaso? me has dado alguna explicación aparte de poner caritas? me has llamado?

Creo que no se le había ocurrido que pudiese hacer algo por disminuir mi cabreo salvo esperar a que pasase. Se le notó en la cara de perplejidad que puso.

- Perdona, te tenía que haber dado una explicación o haberte llamado.

- No pasa nada, ahorra saliva para tu novia.

- No tengo novia.

- Pues la tenías.

- La tuve hasta hace un año.

- Qué?- grité mucho y la gente se nos quedó mirando.- y la cerda que ha estado poniéndome verde estos días quién era, Cruella de Vil?

- Es mi exnovia, se dedica a hacerme la vida imposible, pensaba que no se iba a enterar de lo nuestro.

- Esta es la mentira más absurda que me han echado nunca- cogí el vaso de plástico que tenía el chocolate de máquina, estaba buenísimo.

- No es mentira, la dejé y no lo ha asimilado aún.

- Y no soy la primera a quien le monta el numerito.

- No.

- Y porqué no me diste una explicación y, en nombre de todos los dioses, porqué no le has parado los pies?

- Pensé que se cansaría de su tontería.

- Pues no me dio esa impresión anoche.

Me miró estupefacto.

- Dónde? Cómo?

Pero justo entonces llegaron doña Aurora y doña María.

1 comentario:

Siltha dijo...

Y lo de ¿Por qué me dio por pensar guarradas en ese momento? XDDDD Lo adoro.

Pero no valeee, los Ale(...) son capullos. Sin excepción.